El barniz ignífugo: ¿cómo y para qué podemos usarlo?

El barniz ignífugo, además de dar un acabado muy parecido al de los barnices comunes es más barato y no es inflamable. Cada vez se utiliza más este tipo de barniz en nuestro país ya que, como vamos a ver, todo son ventajas. Este tipo de barnices resulta ser vital en incendios ya que es capaz de ralentizar la propagación del fuego por la casa y los efectos de este mismo son mucho peores. En este post os explicamos las características de este nuevo productos y en qué lugares es aconsejable utilizarlo:

El barniz ignífugo, ayuda contra incendios

El uso de barnices ignífugos se ha extendido en los últimos tiempos como medida de prevención y protección ante incendios. Estos productos ofrecen un acabado similar al de cualquier barniz, con la ventaja de estar fabricados con resinas que no arden. De esta manera, presentan una mayor resistencia al fuegoy ralentizan su propagación y sus efectos. Es decir, ofrecen una protección pasiva ante este eventual peligro, aunque no impiden que la madera se queme.

Los barnices ignífugos se pueden aplicar tanto sobre muebles como en otras partes de la casa: puertas,ventanas, suelos, vigas, etc. Además, es frecuente que tengan propiedades anticorrosivas, por lo que son eficaces frente al desgaste que produce el paso del tiempo o la acción de otros agentes externos, aparte del propio fuego. Por eso, estas sustancias se utilizan no solo sobre madera (el más combustible de los materiales usados para el mobiliario o las estructuras de una edificación), sino también sobre superficies metálicas, como acero y hierro.

Aplicación y características del barniz ignífugo

En general, la aplicación del barniz ignífugo se realiza de la misma forma que un barniz común. Hay quelimpiar bien la madera, para lograr que esté libre de polvo, grasa o restos de otros productos. Conviene también lijar la superficie, hasta que quede lo más lisa posible. La calidad necesaria para el acabado depende, además, del objeto del que se trate (no es lo mismo una mesa o una silla que las vigas que sostienen el techo, las cuales pueden ser mucho más rústicas).

Lo habitual es que los barnices ignífugos sean transparentes, aunque también los hay de tonos variados, mates o brillantes

Con respecto al método de aplicación, a menudo los fabricantes indican cuál es el que mejor se ajusta a cada producto: si el rodillo, la brocha o la pistola. Si no lo indica, se puede elegir el más idóneo según las características de la superficie que se pintará: para espacios pequeños, rincones, etc., conviene el pincel, mientras que para sitios mayores y lisos, el rodillo es lo más recomendable.

El número de capas que se aplicará varía conforme a la mayor o menor protección que se busca para la superficie, aunque también del acabado que se desee dar y otros factores, como el grado de absorción de la madera. De todas maneras, dos manos de barniz se considera una cantidad mínima para garantizar un buen resultado. Estas manos, por su parte, no deben ser muy espesas, y se debe dar el tiempo necesario, con el fin de que cada una seque bien antes de aplicar la posterior. En general, dejar pasar un día es una buena medida.

Lo habitual es que los barnices ignífugos, al igual que los comunes, sean transparentes, aunque también se pueden encontrar en el mercado productos de este tipo con tonos variados, mates o brillantes, para obtener diversos resultados decorativos. Son duraderos y resisten bien el paso del tiempo, los golpes e incluso lahumedad.

Como hemos explicado, este barniz ignífugo es muy importante en el momento en el que se produzca un incendio. Es un producto inscrito en el Código Técnico de Edificación que contribuye, una vez se haya declarado el incendio, a proteger a quienes se encuentren en el edificio y a los equipos de rescate que vayan a apagar el fuego.

Consejos para eliminar las manchas de pintura

Cuando hacemos una reforma en casa y que decidimos volver a pintar las paredes, la mayoría de las veces terminamos con sobras de pintura que ya no nos servirán nunca. Y lo que es peor, si no hemos protegido correctamente nuestros muebles y otros espacios, seguro que han recibido más de una mancha. Aqui te explicaremos como tratar y eliminar las manchas de pintura. Todos los productos de los que vamos a hablar se utilizan también para fabricar otros productos, como abrillantadores, aceites e incluso medicamentos.

1. Aguarrás

El aguarrás es quizás el disolvente más típico que todo pintor tiene a mano. Este líquido incoloro, de un olor muy característico, soluble en agua y en hidrocarburos, sirve como disolvente para pinturas en general, pero sobre todo para las oleosas y las sintéticas, así como barnices. Lo aconsejable es diluir una o dos partes de aguarrás por cada diez de pintura. Además, es un producto muy apropiado para limpiar los restos de pintura que quedan en brochas, rodillos y otras herramientas.

Existen dos tipos de aguarrás: vegetal y mineral. El vegetal también se llama trementina, miera o esencia de pino, porque se obtiene de la destilación de la resina de estos árboles, así como de otras especies (abetos, alerces y terebintos). El mineral, por su parte, se produce con derivados del petróleo, y en general se considera un sucedáneo del vegetal.

Además de en el mundo de la pintura, también se utiliza en la elaboración de repelentes para insectos y perfumes.

2. Acetona

La acetona comparte algunas características con el aguarrás: es un líquido incoloro, volátil, con un olor muy característico, altamente inflamable y soluble en agua. Su principal uso consiste en suprimir la pintura seca, ya que sus cualidades químicas lo convierten en un decapante estupendo.

Para aplicar este disolvente, se extiende la acetona varias veces con un trapo o con un pincel sobre la superficie de la que se desea quitar la pintura antigua. Una vez que la zona esté bien impregnada del líquido, se rasca la superficie con un cepillo de cerdas metálicas u otra herramienta que funcione como rascador.

Además de este empleo en trabajos de pintura y bricolaje, la acetona se usa en la fabricación de plásticos, fibras, medicamentos y otros productos químicos.

3. Diluyente celulósico

Esta sustancia formada por acetona y ésteres (compuestos orgánicos derivados de ácidos orgánicos e inorgánicos, como el acetato) se utiliza de forma específica para acabar con las manchas frescas de las pinturas celulósicas. Como el aguarrás, el diluyente celulósico también se puede emplear para limpiar los utensilios de pintura habituales.

4. Diluyente sintético

El diluyente sintético es incoloro, transparente y está compuesto por hidrocarburos alifáticos. Este disolvente para pinturas y barnices sintéticos tiene una función muy similar a la de los anteriores productos, puesto que también sirve tanto para mantener las herramientas limpias como para regular la viscosidad de pinturas o barnices. Para esta última tarea, las medidas aconsejables varían entre el 5 al 10 % del total.

5. Aceite de linaza

La principal utilidad de este producto es reducir la consistencia de la pintura, a la vez que aumenta su fluidez y difumina la pincelada. También sirve para ligar las pinturas oleosas. Y se utiliza como enriquecedor y abrillantador de ladrillos, baldosas de terracota y otros materiales porosos.

Este aceite es un producto natural, que se extrae de la linaza, la semilla de la planta del lino. Y además de como disolvente, tiene diversas aplicaciones en la industria cosmética y en la fabricación del linóleo.

Finalmente, tienes que saber que estos disolventes son también muy buenos cuando trabajamos para eliminar la pintura de los pinceles y herramientas que hemos utilizado. Y aunque muchos de nosotros no le damos importancia, es de mucho interés quitarle los restos de pintura a nuestras herramientas porque así, podremos utilizarlas más veces. Si los restos de pintura no son eliminados de estas herramientas, los pinceles se vuelven duros como la piedra y no podremos volver a utilizarlos.

¿Necesitas purgar tu radiador?

¿Cuantos de nosotros vivimos en una casa con calefactores? Sí, sí, en España también hace frío!!
Llega el invierno y con ello los calefactores que se quedaron durante más de 4 meses sin funcionar y que no funcionan correctamente. La realidad es que nuestro calefactor no se ha quedado atascado por el polvo, ni se ha estropeado por no haberlo usado… la realidad es que es hora de purgar el radiador.

En el caso de que una vivienda tenga varias plantas, con radiadores en todas ellas, lo habitual es que la mayor cantidad de aire se acumule en los radiadores de los pisos más altos. Por ello, el purgado se debe comenzar por estas plantas. «Incluso, es posible que en las plantas bajas no sea necesario purgar los radiadores», indica Ponce. Si durante el proceso de purgado, sale continuamente aire y poco agua, hay que poner en marcha el sistema de calefacción antes de seguir purgando, para que los radiadores cojan de nuevo agua.

Cuando la vivienda se distribuye en una única planta, conviene empezar el purgado por los radiadores que están más cerca de la caldera. Son los primeros a los que llega el combustible y, si esto no ocurre, será difícil mantener el recorrido y que el resto de radiadores se calienten. El purgado se tiene que realizar en todos los radiadores de la vivienda, independientemente del combustible que utilicen.

Una vez que se concluye este proceso, el ambiente vuelve a calentarse de manera homogénea. Otra prueba de que el purgado se ha realizado correctamente es comprobar la presión. «Tendrá que estar a un 1 bar», subraya el técnico de APIMA. Al expulsar el aire del radiador se consigue que por el sistema circule de nuevo combustible en estado óptimo. En el caso del agua ocurre que, al quedarse en el interior, pierde oxígeno, se vuelve corrosivo y puede dañar las tuberías.

Y aunque normalmente esta práctica suele ser necesaria sólo al principio de la temporada de invierno, puede ser que durante el invierno, en pleno uso de los calefactores, también tengamos que realizar estas maniobras de purga. Y aunque pueda parecer muy difícil, la maniobra es muy sencilla y no nos tomará más de 2 minutos realizarla (todo dependerá de cuantos radiadores tengamos que purgar ;-))

Cambiar las baldosas de casa y mantenerlas en buen estado

Con el paso del tiempo, las baldosas que tenemos puestas en el suelo de casa se deterioran. Ya sea por la caída de objetos pesados en el suelo que puedan romperlas o simplemente por el desgaste. Lo normal es que cuando se instalen las baldosas se guarden algunas más en un armario para reponerlas cuando sea necesario. En este post vamos a ver qué tenemos que hacer cuando una baldosa se rompe, como sustituirlas y sobre todo, cómo cuidarlas para mantenerlas en buen estado.

Quitar con cuidado las baldosas rotas

La sustitución de la baldosa rota o demasiado gastada es una tarea bastante sencilla. La primera parte del trabajo consiste en quitar la loseta dañada. Esta tarea debe realizarse con sumo cuidado, pues pese a que no importa que la baldosa que se ha de quitar se rompa todavía más, sí es importante evitar que se quebren las de alrededor. Y si no se toman las precauciones correspondientes, eso puede ocurrir.

Como primera medida, se debe quitar el cemento que está en las junturas de las baldosas, que constituye el llamado rejuntado o lechada. Para ello, se puede emplear una herramienta específica, llamada raspador de lechada (similar a un cúter aunque más grande), pero una espátula también vale para realizarlo.

Tanto para este primer paso como para todos los posteriores, se recomienda el uso de guantes y gafas de seguridad, para evitar posibles accidentes.

Una vez que se ha quitado el cemento, se debe romper la baldosa. Para ello se puede usar una sierra sin fin (circular). Lo más idóneo es hacer dos ranuras que sigan las diagonales de la baldosa. Es decir, como si se dibujara sobre ella una X. Luego se da con un punzón y un martillo en el centro, para aflojar las cuatro partes en que la loseta ha quedado dividida y, después, se retiran con ayuda de un cincel.

Si no se posee una sierra, se puede hacer todo este trabajo con un cincel o cortafríos y un martillo o una maza. De esta forma, hay que tener más cuidado para no romper las baldosas de alrededor. La tarea lleva más tiempo, pero también permite lograr un resultado óptimo.

Tras quitar la loseta antigua, también hay que eliminar, con ayuda del mismo cincel usado antes, todos los restos de cemento o pegamento que permanezcan en el hueco. Hecho esto, el espacio quedará preparado para la segunda parte del trabajo: colocar la baldosa nueva.

Colocación de la baldosa nueva

Para adherir la loseta al suelo, se debe emplear cemento u otro pegamento específico para este tipo de materiales. Tras humedecer tanto el hueco en el suelo como la parte posterior de la nueva pieza, se aplica una fina capa de cemento sobre ambas superficies. El método más apropiado para hacerlo es con una llana con dientes cuadrados, que permite esparcir muy bien el pegamento.

Luego se coloca la baldosa en su sitio. Se debe presionar con suficiente fuerza para procurar que quede al mismo nivel que las de alrededor. Para esto, es muy útil una maza de goma con la que dar leves golpes sobre la loseta. A falta de una maza de goma, se pueden usar un martillo y una tabla de madera, para no golpear directamente la cerámica, que podría resultar dañada.

Es probable que parte del cemento escape por las junturas, por lo que se debe retirar todo ese sobrante. Si pese a la fuerza que se ejerza sobre la baldosa no fuera posible bajarla hasta el nivel de las demás, lo más seguro es que haya un exceso de cemento. En tal caso, corresponde quitarla, extraer el cemento o pegamento sobrante y volver a colocarla.

También puede ser de mucha ayuda el empleo de crucetas o muy pequeñas cuñas de madera, colocadas entre la loseta nueva y las de alrededor, para asegurar que al presionar y dar golpecitos sobre ella no quedará en una posición errónea (más cerca de unas que de otras, es decir, desalineadas).

 

El uso de pequeñas crucetas o cuñas de madera permite evitar que la baldosa nueva quede desalineada.

Reparar las grietas en paredes de yeso sin la ayuda de un profesional

Es cada vez más habitual recurrir a nuestras propias manos para reparar alguna grieta que haya aparecido en las paredes de nuestra casa. La mayoría de los tabiques de yeso que tenemos en casa suelen dejar un aspecto bonito en nuestra casa pero también es muy frecuente que aparezcan grietas con el paso del tiempo por el deterioro de este material. En este post vamos a ver como reparar manualmente esas pequeñas grietas que realmente, no necesitan una mano de obra muy cualificada para obtener el resultado deseado.

 

Reparar una grieta en una pared de yeso

El yeso otorga a las paredes interiores un óptimo acabado, pero a veces presenta ciertos problemas que, pese a no ser muy importantes, pueden afearlas bastante. En concreto, las grietas en las paredes de yeso son un problema frecuente, que a menudo surge cuando el trabajo de instalación no ha sido realizado de manera perfecta. En cualquier caso, conviene conocer los recursos básicos para solucionarlo.

Si aparece una grieta en la pared, lo conveniente es repararla lo antes posible. Para ello, hay que abrir más el hueco con una espátula o un rascador triangular. Esto puede parecer contraproducente, porque lo que se desea es tapar el agujero y lo que se hace como primera medida es agrandarlo más. El caso es que la grieta que aparece en la superficie es la manifestación externa de un problema que ha surgido en el interior de la pared. Por eso, la solución no consiste en aplicar un arreglo superficial, sino en resolverlo de una manera un poco más profunda.

El hueco que queda en la pared debe ser una cuña con forma de V. El ángulo formado de esta manera ayuda a que la pasta de relleno se adhiera mejor. Tras abrir lo suficiente el canal en toda la extensión de la grieta, hay que limpiar bien para eliminar todo el polvo que sea posible. Para tal fin, se puede pasar primero un pincellimpiador y luego echar algo de agua, que arrastre las partículas más finas. Tras dejar que la pared seque, ya estará preparada para la aplicación del relleno.

Rellenar la grieta en una pared de yeso

Para la reparación del hueco en la pared, se ha de utilizar una pasta de relleno. Las pastas de uso más frecuente en la actualidad son masillas y plastes. Antes para esta tarea se empleaban también yesos y escayolas, pero estas sustancias más modernas ofrecen varias ventajas relacionadas con su dureza, su capacidad de secado y su adherencia. Es importante, antes de aplicar la pasta de relleno en la grieta aparecida en la pared, limpiar bien el hueco. La herramienta apropiada para este trabajo es una espátula pequeña, que permita alcanzar todos los huecos de la grieta.

La pasta se aplica de manera perpendicular a la grieta. Es decir, si la grieta sigue una dirección vertical, la manera correcta de colocar la pasta de relleno es con pequeñas pasadas horizontales y en ambos sentidos: unas de derecha a izquierda y las otras, al revés. La herramienta apropiada para este trabajo es una espátula no demasiado grande, para poder trabajar de forma más cómoda en los espacios reducidos del hueco en la pared.

El objetivo es ocupar con la pasta todo el interior de la grieta. Alternar el sentido de las pasadas con la espátula tiene esa finalidad: evitar que queden burbujas de aire en el interior de la pared. También se debe procurar que no quede un exceso de material sobre el nivel de la pared, pero, sobre todo, que no falte. El fin es que la superficie quede lo más lisa posible, sin irregularidades.

 

Después de haber rellenado las grietas aparecidas en nuestra pared, es importante dejar de que pasta seque. Dependiendo de la pasta que utilicemos, el tiempo estimado para que seque podría variar. Es posible que cuando se haya secado del todo notemos que la pared necesite unos pequeños retoques más ya que al secarse, esta pasta puede perder un poco de volumen. Tras aplicar todas las capas, necesarias para que el resultado quede impecable, solamente nos quedaría lijar la superficie con la ayuda de papel de lija.