Como se suele decir, nadie hace mejor las cosas que uno mismo. Y en este post, vamos a hablar de la germinación de semillas de cereal o de legumbres en nuestra casa para nuestro propio consumo. Es cada vez más usual hacer las cosas de nuestras propias manos, y comprar menos, para intentar ahorrar algo de dinero. En casa podemos germinar brotes de semillas para utilizarlos en nuestro platos aunque hay que tener cuidado ya que son alimentos que se consumen crudos y que, por lo tanto, favorece la presencia de bacterias.
Condiciones de germinación
Los germinados de semillas necesitan condiciones de calor y humedad para crecer, condiciones que favorecen el crecimiento de bacterias como Salmonella, Listeria y E. coli. Debe tenerse en cuenta que, aunque solo crezca un reducido número de bacterias patógenos en la semilla, estas pueden crecer a niveles altos durante la germinación, incluso bajo condiciones sanitarias. Las semillas deben lavarse bien para eliminar la suciedad y la posible presencia de sustancias no deseadas.
Se ponen en remojo unas horas, en función del tipo y tamaño de semillas, y se dejan a temperatura ambiente en un recipiente destinado a la germinación, como puede ser un vaso o un bote de cristal tapados con un trozo de tela. Cualquiera que sea el envase usado, debe garantizarse que el agua drene; de no ser así, los brotes podrían pudrirse. En uno o dos días, las semillas ya pueden empezar a crecer. El tiempo que dura la germinación suele ir de los tres a cinco días.
Durante todo este proceso, deben cuidarse sobre todo las condiciones de humedad, temperatura y aire. Si estas no son las adecuadas, aumenta el riesgo de que aparezcan hongos y bacterias. También debe tenerse en cuenta que es necesario cambiar el agua de vez en cuando, de manera que no se quede estancada y no contenga ni cloro ni partículas en suspensión. La luz es importante, pero debe evitarse laluz solar directa. Una vez los brotes estén listos, deben guardarse en la nevera.
Antes de consumir, se lavarán bien, teniendo en cuenta que deben secarse para prolongar su conservación. A pesar de que la lista de semillas que pueden germinarse es extensa, el procedimiento es el mismo para todas: remojo, enjuague, crecimiento.
Riesgos de consumir brotes crudos
Los brotes que se comercializan pueden contaminarse a través de las semillas, y estas se contaminan a través del estiércol animal en el campo o durante el almacenamiento. La falta de higiene en la producción también ha sido causa de brotes de enfermedades en las personas. Además, debe tenerse en cuenta que la mayoría de brotes se comen crudos. Esto significa que no se exponen a temperaturas altas que eliminen las posibles bacterias patógenas, como Salmonella o E. coli. Los riesgos pueden minimizarse si se siguen medidas de precaución:
- Comprar brotes que se hayan almacenado a temperaturas de refrigeración (unos 4ºC).
- Evitar brotes oscuros o con olor a humedad.
- Refrigerar los brotes tan pronto como sea posible.
- Desechar los brotes que no se utilicen tras la fecha que indica el envase.
- Lavarse bien las manos con agua antes y después de manipular los brotes.
Hay que tener en cuenta que los germinados de semillas necesitan condiciones de calor y humedad específicas para crecer. Según los expertos, para que los brotes sean comestible y saludables, es importante lavar muy bien las semillas antes de ponerlas a germinar. Durante el proceso de germinación de las semillas es cuando aparece el riesgo de crecimiento de bacterias patógenas. Por lo tanto, aunque en un principio pueda parece más saludable para nuestra salud confiar en nuestros propios productos, hay que tener en cuenta que aveces pueden ser un riesgo para nuestra salud.