Felicidad, tristeza, miedo, ira… Son las cuatro emociones básicas con las que el ser humano se identifica y cuya correcta gestión permite la panacea de la inteligencia emocional.
Fue un grupo de científicos de la Universidad de Glasgow (Escocia) los que hace un par de años demostraron que las emociones básicas no eran seis sino cuatro. Aunque mantenían la tristeza y la alegría/felicidad, consideran que el miedo y la sorpresa, por un lado, y la ira y la repugnancia, por otro, comparten gestos faciales y por tanto pertenecen a la misma categoría. El grupo de científicos del Instituto de Neurociencias y Psicología afirmó que, aunque las expresiones faciales de felicidad y tristeza son diferentes de principio a fin, el miedo y la sorpresa comparten una señal base, los ojos totalmente abiertos, al principio de producirse ambas expresiones. Asimismo, el asco y la ira tienen en común la nariz arrugada en los primeros instantes.
Más allá de los gestos, la felicidad como emoción básica ha sido ampliamente tratada en este blog. Cómo alcanzarla (definida como un estado zen de aceptación de la realidad y positivismo como mecanismo de actuación) es un deseo común al ser humano. La tristeza debe ser entendida como un contrapoder a la alegría, un mecanismo que permite tocar la realidad, afrontarla y superar este estado (mero paso de un estado emocional a otro y no un estadio definitivo e inamovible). El miedo es una de las emociones primarias que definen la evolución. El miedo, entendido no como paralizante, sino como reconocimiento del peligro permite al ser humano adaptarse a nuevas circunstancias y avanzar. Tan importante para la supervivencia es el miedo como la ira porque como emoción universal permite reaccionar ante situaciones concretas. El estancamiento en este proceso de enfado e ira deriva en problemas emocionales. Por eso controlar la ira es importante para nuestra salud emocional.
Emociones: ¿un lenguaje universal?
¿Sabías que las expresiones faciales que asignamos a cada emoción básica no son entendidas de la misma forma en todo el mundo? Un trabajo de antropología y psicología social dirigido por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha determinado que las expresiones de las emociones básicas, como la «cara de miedo», se interpretan de manera distinta en sociedades indígenas no occidentales.
El estudio ha sido publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences y se basa en experimentos con poblaciones de las Islas Trobriand (en Papúa Nueva Guinea); tras un trabajo de campo realizado por el psicólogo de la UAM Carlos Crivelli y el antropólogo del Museo Americano de Historia Natural, Sergio Jarillo. Enseñaron a los habitantes de estas islas fotografías con expresiones vinculadas a las cuatro emociones básicas. Tras realizar el test concluyeron que la habitual cara de miedo (ojos muy abiertos) era identificada por los encuestados como enfado. ¿Qué significa esto? Que la universalidad de las manifestaciones de las emociones básicas se pone en cuestión y que un mismo gesto puede interpretarse de formas diferentes.
emociones básicas
¿Inteligencia artificial o emociones artificiales?
¿Los robots pueden sentir las emociones básicas o reconocerlas? La computación afectiva es la robótica de las emociones, el software que ingenieros y científicos desarrollan para dotar a los robots de inteligencia emocional. La industria ha llegado a la conclusión de que la inteligencia artificial debe dar un paso más. No solo tiene que ser capaz de actuar ante tareas sofisticadas sino que tiene que poder descifrar cómo nos sentimos, lo que se traduce en máquinas, gadgets y aplicaciones que pueden leer en nuestros rostros nuestros estados de ánimo, nuestras necesidades y deseos y resolverlos. Un ejemplo sencillo, controlar la domótica con un gesto. Pero la computación afectiva no es solo una hipótesis, es una realidad. Lingokids es usar plataforma móvil de aprendizaje de inglés para niños de entre 2 y 6 años que usa una nueva metodología de aprendizaje adaptativa basada en machine learning con elementos de computación afectiva. El contenido de la plataforma se adapta dinámicamente al nivel de cada usuario gracias a un algoritmo diseñado a partir de inteligencia artificial.
¿Es la computación afectiva, la robótica de las emociones, la revolución que viene o deberemos conformamos con aprender a gestionar nuestras emociones básicas antes de pretender que otros las gestionen o identifiquen?