Principales tratamientos para combatir la artrosis

 

Con la edad, por desgracia, aparecen nuevos problemas de salud de los que no teníamos que preocuparnos anteriormente. Uno de los más recurrentes es la artrosis. Esta se diferencia de la artritis ya que la primera es una degeneración de las estructuras de las articulaciones y la artritis se caracteriza por la inflamación de dichas estructuras. Los especialistas explican que la artrosis afecta al cartílago, al hueso subcondral, a los ligamentos, a la cápsula articular y a la membrana sinovial. Este problema es muy molesto, sobre todo si no se toman las precauciones adecuadas para que no nos siga molestando. En este post vamos a hablas de los principales tratamientos para combartirla.

Tratamiento de la artrosis: farmacológico y no farmacológico

 

El tratamiento no farmacológico de la artrosis es crucial y consiste en reducir las cargas sobre la articulación. Los pacientes obesos deben adelgazar; los que adoptan malas posturas en el trabajo, corregirlas y mejorarlas de forma ergonómica; y los que presentan alteraciones de las estructuras articulares, compensarlas con férulas, plantillas, corsés e, incluso, bastones, ya que estos disminuyen hasta un 30% la sobrecarga en articulaciones como las caderas, las rodillas o los pies, según datos de la Sociedad Española de Reumatología. «La artrosis es como tener una articulación oxidada -como una bisagra oxidada- y, para tratarla, hay que descargarla, desengrasarla y fortalecerla, es decir, mejorar la estructura de la articulación», pone como ejemplo gráfico el especialista.

 

Además, debido al dolor e incapacidad funcional que provoca, hay pacientes que necesitan medicarse. Hay tres tipos de terapia: los analgésicos, como el paracetamol para los dolores más leves, hasta los opiáceos a dosis tolerables para los casos más graves; los antiinflamatorios no esteroideos (AINES), para tratar la inflamación de manera puntual, así como infiltraciones locales de corticoides, pero solo para ciertos pacientes y de manera temporal; y los sysadoas, o tratamientos de acción lenta de modificación de la artrosis, para variar la evolución de la enfermedad, la estructura y los síntomas no analgésicos y antiinflamatorios. Entre los sysadoas figuran la glucosamina (o sulfato de glucosamina), la condroitina (o condroitín sulfato), la diacereína y el ácido hialurónico. Los tres primeros se administran por vía oral, mientras que el ácido hialurónico se inyecta en la articulación.

Tratamientos futuros para la artrosis

En el II Simposio de Artrosis, celebrado por la Sociedad Española de Reumatología (SER) en Barcelona, se han comentado algunas de las nuevas terapias que podrían aplicarse a esta patología. Así, se empiezan a conocer las dianas terapéuticas de esta enfermedad, en otras palabras, blancos a los que disparar la flecha (en este caso fármaco), por lo que se podrían desarrollar medicamentos más específicos.

Algunas de estas dianas son las interleukinas. La anakinra es un anticuerpo monoclonal antiinterleukina 1 que podría contribuir al tratamiento de la enfermedad, cuando hay una inflamación de la membrana sinovial, así como otros anticuerpos monoclonales que ahora se utilizan para la artritis, como etanercept o adalimumab. «Pero son caros y quizás no sean lo bastante eficientes», advierte Pere Benito-Ruiz, el portavoz de la SER.

Otro grupo de fármacos que podría aplicarse son los antiresortivos, que frenan la destrucción del hueso en la osteoporosis, y que también podrían tener algún efecto beneficioso en la artrosis. Curiosamente, no es habitual que las personas con osteoporosis (una enfermedad más femenina que masculina) tengan artrosis y a la inversa, comenta Benito-Ruiz. Es el caso del ranelato de estroncio, empleado en la osteoporosis y que, según un estudio de tres años, podría funcionar en la artrosis de rodilla (actúa en la parte subcondral del hueso, de la inflamación y del cartílago).

 

Como bien sabemos, la edad es una de las mayores causas por las que aparece la artrosis. Pero también existe la posibilidad de sufrir artrosis por causas genética, no es un problema que sólo puedan sufrir las personas mayores. La sobrecarga de peso a la que tienen que hacer frente nuestras articulaciones también pueden ser una de las causas de ésta. En todos los casos, lo más importante de este problema es conseguir aliviar las dolencias lo más rápido posible, ya que es un problema que si no se trata bien, puede ir empeorando día tras día.